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INTRO:
Arpa que me rinda el sueño, que buena vaina carajo
perdóneme la expresión que el pensamiento me trajo
pero es que hablar refinao me cuesta mucho trabajo.
Será porque soy más criollo verdad familia
que cincho, artezón y cuajo
el que se crió con topocho y carne seca en tasajo
y por lo veguerito me descubren cuando viajo.
Hoy traigo pa' la conversa un asunto camarita que me tiene cabizbajo:
yo antier andaba en la vida volando de rama en gajo
cantando y picando fruta, lo mismo que un arrendajo.
Anduve por todo el llano arrienda suelta como potro sin atajo
pero el tiempo va frenando poco a poco el desparpajo
y eso para un parrandero si que es un golpe muy bajo.
INTERLUDIO:
Cuando al potro del recuerdo le abro puerta, falso y reja
me llegan las añoranzas como ponerme las quejas
que por qué no ponen bailes criollos con buenas parejas.
Que después que uno se iba, el pujío de los bordones le runruniaba en la oreja
ahi es cuando uno se pone que lo que habla lo acoteja
con la imagen de una dama metida entre ceja y ceja.
Verda familia y uno cuando está muchacho,
que le menean el cemento se dislocan las tejas,
Se pone terco y no entiende mas torcío que una torreja,
pareciera que el cerebro se le fue por la molleja.
Yo menos mal que con el tiempo recojí mis fundamentos todos en una bandeja,
Hoy vivo de los recuerdos con mis hijos y mi vieja,
trabajando sin descanso como el bachaco y la obeja.
INTERLUDIO:
Ayer salí a la sabana, me quedé mirando lejos
me acordé cuando montaba un potro de barbisquejo,
que jineteaba y toreaba y era seguro pu' el rejo.
Cuando salía pa' los bailes arpa que me rinda el sueño entre palitos de añejo
como olvidar la muchacha con mirada de azulejo
que me lloraba diciendo: Vení que ni me maten te dejo.
De repente una novilla me pasó por la barbilla con celaje de conejo,
no hice nada pa' enlazarla, solo la miré perplejo
pero sentía que en la sangre se me salía del pellejo.
Me fui pa' el rancho enseguida, vieja Carmen Castorila tramoliando tu consejo
lloré en un rincón del cuarto diciéndome en el espejo:
que vaina Jorge Fernando, ya te estás poniendo viejo...